Interpreta los pensamientos y las señales
del cerebro y, a continuación, traspasa las ‘órdenes’ a la médula espinal
lesionada y ésta se conecta directamente a un ‘manguito’ que estimula los
músculos que controlan el brazo y la mano.
«Llevo más de 30 años trabajando en este campo y es la primera vez que hemos sido capaces de ofrecer una esperanza realista para estas personas», señala Mysiw. Ahora, añade, «podemos ayudarles a que tengan un mayor más control sobre sus cuerpos».
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«Llevo más de 30 años trabajando en este campo y es la primera vez que hemos sido capaces de ofrecer una esperanza realista para estas personas», señala Mysiw. Ahora, añade, «podemos ayudarles a que tengan un mayor más control sobre sus cuerpos».
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